La marginalización del Estado-nación y del sentimiento común de pertenencia, con motivo de la “necesaria” integración supranacional y de la globalización, ha tenido por efecto la explosión de las identidades subjetivas (religiosas, étnicas, sexuales, etc.) portadoras de reivindicaciones políticas. Entre ellas, el autonomismo regionalista, o micronacionalismo, proyectado desde hace años por la Unión europea y el Consejo de Europa. Leer artículo ⇰