Todo el mundo la esperaba. En primer lugar, los conservadores norteamericanos, que se sintieron desgarrados entre ellos por el anuncio de su llegada. Sus “amigos” también, al otro lado del Atlántico: su tía Marine Le Pen y los cuadros del hoy Rassemblement National (antes Front National), con cierta angustia, y en la derecha “extramuros” y próximos a la antigua diputada frontista, con cierta impaciencia. Leer artículo ⇰