Toda la
literatura conspiracionista es, además, un discurso de la apariencia. Reposa
sobre la idea de que la realidad es otra cosa distinta que la que se deja ver
por el común de los mortales. Podemos decir que el discurso conspiracionista es
"eminentemente" platónico. Pone en escena "la caverna" donde
se encuentran encerrados los ingenuos y apunta el proyector sobre el
"mundo de atrás" donde actúan los "directores de orquesta
invisibles". Leer artículo ⇰