Poco a poco, las libertades
retroceden. La culpabilización reina en
lo más alto para poner en la picota a quienes contradicen la biempensancia. La libertad de pensar o de
opinión también es atacada. En lugar de contraargumentar, se pasa a la
prohibición: “El racismo no es una opinión”; “Usted no debe tener pensamientos
homófobos, sexistas, islamófobos…”. ¿No
estamos ya en marcha hacia una dictadura? Leer artículo ⇰