Quedamos mezclados con este aporte quizás involuntario, pero en todo caso objetivamente constituido por una parte de la izquierda crítica con las peores desfiguraciones de la desglobalización, y principalmente la que persiste en la fantasmagoría obsidional, el «síndrome de la fortaleza», a base de murallas, de puentes levadizos y de economía autarquía. Leer artículo ⇰