Europa no
posee más que dos fronteras especialmente estables por naturaleza: el Atlántico
y el Mediterráneo. Al este, todo el espacio está abierto. La Moscovia se
construyó contra las oleadas tártaras y siempre se representa como una
fortaleza erigida en el corazón de un océano de llanuras inmensas y sin
límites. Leer artículo