Estoy convencido de que nuestro destino está sellado
en el seno de una Europa cuyas raíces son tanto musulmanas como cristianas, porque la situación es irreversible hasta el punto de que en
los años 2050 llegará el “definitivo basculamiento” que verá a los europeos de “pura
cepa” quedar reducidos a la mitad (la mitad de más edad, además) de la
población de su país, estando el resto compuesta de africanos y de asiáticos de
todas las procedencias, surgidos de la inagotable reserva del Tercer mundo, con
un fuerte elemento dominante islámico. Leer artículo