Vergonzosos grupúsculos de descontrolados, que reclutan a los antifascistas, a los feministas del género y a los clientes de la red diplomática de subversión yanqui, acusan de racismo a
las fuerzas policiales y denigran a las personalidades históricas con el derribo de sus estatuas. Estos
revisionistas quieren imponer sus dogmas “indigenistas” y “afrodescendientes”. Leer artículo