Para evitar el contagio, cuyo riesgo nos dicen que es muy alto, se les
dejó morir solos, aislados de todo y de todos. Solo para enfrentar el final de
todas las cosas o, dependiendo de las creencias de cada uno, la transición a
una vida mejor. Pero no sólo se les privó de su última despedida: también se
les negó un funeral. Leer artículo