Las expresiones
transhumanistas como “bebés de diseño” o “humanos a la carta” forman ya parte de
nuestra cotidianeidad y surgen con fuerza en los últimos años debido a los nuevos
avances científicos de mejoramiento y perfeccionamiento genético donde pueden llegar a ser utilizados con fines benéficos como la prevención y erradicación
de enfermedades genéticas generadas por mutaciones, predisposiciones o
aberraciones cromosómicas; sin embargo, como toda innovación técnica, puede
llegar a ser utilizada con otros fines no tan humanitarios ni éticos. Sin embargo,
¿está legitimada la ética humanista para impedir, o prohibir, la creación de
humanos genéticamente excelentes? La generalización (equitativa horizontalmente) de estas
técnicas génicas, ¿no mejoraría las capacidades (benéficas) de la humanidad en
su integridad? Al fin y al cabo, la “selección natural” desapareció hace varios
milenios del ámbito de la humanidad y la eugenesia activa solo trata de evitar
que el ser humano acabe siendo una entidad degenerada y disminuida con grave
riesgo para la supervivencia de su especie. Leer artículo