¿Un escenario “a la italiana” es posible
en Francia?
______________________________________
¿Veremos
algún día a la izquierda radical de La Francia Insumisa (LFI) aliarse con la
derecha radical del Reagrupamiento Nacional (RN) para gobernar, como lo hacen
la Liga y el Movimiento 5 Estrellas en Italia (M5E)? La cuestión está en el
ambiente. Porque el movimiento de los “chalecos amarillos” ha sido apoyado por
las dos formaciones políticas. Y también porque ambos han enviado varias señales,
inimaginables hace unos años. Lo decía Marine Le Pen en una entrevista
concedida a la revista Valeurs Actuelles:
“Incontestablemente, los chalecos amarillos han señalado ciertas convergencias”.
Y Philippe Olivier, dirigente del RN, daba un ejemplo: “Si llegamos a votar una
ley sobre la separación de los bancos financieros y los bancos populares, este
asunto se votaría de acuerdo entre el RN y LFI”. Una piedra más en el zapato de
los Insumisos, acusados durante meses de “haber abandonado los márgenes de la
izquierda”, según las palabras de Benoît Hamon.
El homenaje
del diputado de LFI François Ruffin à Étienne Chouard, ya originó una polémica:
el segundo, partidario desde hace varios años del referéndum de iniciativa
ciudadana reclamado por los “chalecos amarillos”, es también el abogado
defensor del activista antisemita y proislamista Alain Soral. Lo cual se agravó
cuando Marine Le Pen, presidenta del RN, y Alexis Corbière, diputado de LFI,
acordaban conceder una entrevista al semanario derechista Valeurs Actuelles, a partir de la cual las acusaciones de ambigüedad
se multiplicaron. Las convergencias entre el RN y LFI se encuentran también
respecto a la Unión europea: ambos partidos defienden ardientemente un soberanismo
que llega, incluso, a la amenaza de salir de la UE. A finales de septiembre de
2018, los Insumisos incluso chocaron frontalmente con el resto de su familia
política de izquierdas cuando se negaron a firmar un “manifiesto por la acogida
de migrantes”.
Sin embargo,
es este tema, la inmigración, el que hace inviable cualquier acuerdo electoral
con la formación de izquierda, según Philippe Olivier, consejero de Le Pen.
Nicolas Bay, número dos del RN, juzgaba, por su parte, muy improbable un
escenario a la italiana. Pero, ¿no imposible?
“LFI está
sumida en la lógica de la extrema izquierda, mientras que el ADN original del M5S
es soberanista y mucho menos favorable a la inmigración”, señala el
eurodiputado. Lo que subraya Éric Coquerel, diputado de LFI de Seine-Saint-Denis:
“Nuestros valores son siempre de izquierda, igual que nuestro espacio político”.
Jean-Yves Camus, director del Observatorio de las radicalidades políticas,
señala: “Mélenchon siempre será para ellos (el RN) el antiguo trotskista que
participó en un gobierno socialista”. “Nuestro electorado potencial se sitúa en
gran medida a la derecha del campo político”, estima un miembro del círculo más
próximo a Marine Le Pen.
Por su parte,
el propio, Mélenchon respondía a Le Pen: “las divergencias se agrandan y se
entrecruzan”. Philippe Marlière, politólogo en la universidad londinense, no
excluye totalmente, sin embargo, esta hipótesis a medio plazo: “Si Mélenchon
persiste en un populismo que ya no es de izquierda, las placas tectónicas de la
política francesa se moverán bruscamente…”. Para Jean-Yves Camus, el escenario
italiano sólo sería posible si los chalecos amarillos se dotaran de una figura
equivalente a Beppe Grillo, Pero tal personaje, hoy, no existe en Francia”.
En los
sondeos, sólo un 25% de los encuestados considera “probable” una alianza entre
el RN y LFI. La presidente del RN, sin embargo, ha multiplicado los
llamamientos dirigidos a los mélenchonistas, a pesar de que sólo una pequeña
minoría de sus electores comparte esta dirección, mientras que el 60% no quiere
ni oír hablar de una posible coalición con la extrema-izquierda. Entre los
Insumisos el rechazo es mayoritario (87 %), y lo mismo sucede entre los que
votaron a Emmanuel Macron (93 %), François Fillon (89 %), o Benoît Hamon (91
%). En definitiva, los franceses no quieren una coalición entre Marine Le Pen y
Juan-Luc Mélenchon.
El ejemplo italiano de Salvini y Di
Maio
______________________________________
¿Derecha
radical e izquierda radical pueden gobernar juntos? Hace más de un año que Italia
vive esta experiencia tan incongruente como popular. La Liga de Matteo Salvini,
ministro del interior, y el Movimiento 5 Estrellas, de Luigi Di Maio, ministro
de trabajo, lograrían, en conjunto, más del 60% de los votos si se celebraran
mañana nuevas elecciones.
Sin embargo,
estos dos políticos no tienen prácticamente nada en común para entenderse. El
primero intenta, desde hace mucho tiempo, fagocitar a la derecha de Berlusconi,
mientras que el segundo surfea sobre la ola antisistema y antiélites para
recuperar a los decepcionados por la izquierda, del expartido comunista al
partido demócrata de Matteo Renzi, que ha perdido la mitad de su electorado en
poco tiempo. Tras largas negociaciones entre los dos populistas se ha podido
constatar cuáles son los temas económicos sobre los que están en desacuerdo,
especialmente en la fiscalidad y las pensiones, pero también su posición común
en la lucha contra la inmigración, aunque ha sido Salvini, al frente del
ministerio del interior, el que ha sacado ventajas de esta política. Por eso,
se le empieza a reprochar a Di Maio que haya dejado a Salvini conducir una
auténtica política de extrema-derecha sin defender, a cambio, los valores
humanistas, sociales y medioambientales.