En
su momento, ya nos pareció sorprendente el acuerdo concluido entre el
Movimiento 5 Estrellas y la Liga. Había motivos suficientes para ir a nuevas
elecciones en un breve período de tiempo. Salvini ha sido extremadamente hábil,
jugando con los códigos y los mensajes que agradan a sus conciudadanos y
mostrándose firme sobre el tema que más preocupa en la vida política del país
de Maquiavelo: la inmigración.
La
coalición gubernamental italiana se hunde. Tras los impresionantes resultados
de los sondeos y de las últimas elecciones europeas, el incansable Matteo
Salvini se presenta como el único capitán a bordo. Y puede conseguirlo…
Por
otra parte, las encuestas de opinión temáticas en la península itálica muestran
que las esperanzas de los italianos están mucho más próximas del programa de la
Liga que del M5E, especialmente en las cuestiones monetarias y migratorias. La entente gubernamental no podía durar mucho más, entre la ambición de este
hombre procedente de la derecha y ahora líder de facto de un “centro-derecha”
que une a su partido, la Liga, con Forza
Italia y Fratelli d´Italia, en
numerosos gobiernos locales y regionales, y los partidarios de la antipolítica
del M5E que están divididos en numerosas facciones (la mayoría más próxima de
la izquierda ideológica que de la derecha identitaria).
Presentando
su moción de censura contra el jefe del gobierno, Salvini intenta una jugada de
póker bien calculada. El objetivo es hacer caer al ejecutivo, capitalizando su
inmensa popularidad, adquirida y consolidada gracias a sus funciones como
ministro de interior ultramediático. Antiguo periodista, el político lombardo
ha sido
extremadamente hábil, jugando con los códigos y los mensajes que agradan a sus
conciudadanos y mostrándose firme sobre el tema que más preocupa en la vida
política del país de Maquiavelo: la inmigración. Aparece también como muy “cercano
al pueblo”, incluso como “parte del pueblo”, con sus abrazos al público y sus
apariciones en la playa o en pequeñas localidades. Prototipo de dirigente “populista”
moderno en su forma de comunicar, parece una réplica de Donald Trump. Como
siempre en su historia, Italia es un laboratorio de las ideas políticas en
Occidente.
El
puesto de ministro de interior resultaba demasiado pequeño para Salvini. Ha
hecho sus cálculos y sabe que puede ganar unas nuevas elecciones y gobernar con
el centro-derecha para llevar a cabo lo esencial de su programa. ¿Cuál es? En
primer lugar, proseguir e intensificar la lucha contra la inmigración. En un
segundo tiempo, bajar drásticamente la presión fiscal. Para ello, la Italia de
Salvini tendrá todavía que combatir la política de Bruselas. «Si los
ciudadanos nos dan su confianza, nosotros haremos un presupuesto que pondrá en
el centro el trabajo de los italianos y la bajada de impuestos, y si esto no
conviene a la UE lo haremos igualmente», dijo Salvini en un mitin. Para
lograrlo, deberá batir antes a sus antiguos aliados del M5E, los cuales
buscarán la alianza con el Partido Demócrata italiano o con los disidentes de Forza Italia. Algunos incluso estarían
incluso dispuestos a buscar una solución de compromiso que evite el recurso a
las urnas, como el diputado siciliano Stanislao Di Piazza, el cual propone un
“gobierno del bien común”.
Por
parte del Partido Demócrata, sus dirigentes atizan el miedo a los “mercados” y
a los lobbies bancarios para
desacreditar y desestabilizar la voluntad de conquista electoral de la Liga.
¿Quién asusta a los italianos? Nada es seguro. Los próximos meses serán muy
agitados en el país transalpino. ■ Fuente: L´Incorrect