Todo
el mundo la esperaba. En primer lugar, los conservadores norteamericanos, que
se sintieron desgarrados entre ellos por el anuncio de su llegada. Sus “amigos”
también, al otro lado del Atlántico: su tía Marine Le Pen y los cuadros del hoy
Rassemblement National (antes Front National), con cierta angustia, y
en la derecha “extramuros” y próximos a la antigua diputada frontista, con
cierta impaciencia.
Marion
Maréchal-Le Pen era esperada, sobre todo porque tiene éxito donde su tía
fracasó: darse a conocer y velar armas con los “aliados”, los conservadores y
los miembros de un Partido republicano cada vez más “trumpizado”. Marine Le Pen
no ha pasado de la planta baja de la Trump Tower. Su sobrina tuvo diez minutos
de gloria, justo después de la intervención del vicepresidente Mike Pence y
antes de Donald Trump.
Los
entresijos de la visita de Marion Maréchal a los conservadores americanos
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"Por
lo que he oído, el discurso de Marion Maréchal fue extremadamente banal",
dijo Jean-Yves Camus, director del Observatorio de radicalidades políticas.
“Mostró su lado amable hablándoles de libertad, de inmigración masiva, de
religión, de familia, de patriotismo”. "
No
escenificó, pues, las "sutiles" diferencias que mantiene con Marine
Le Pen, pero claramente, su discurso, que no estaba destinado a la política
francesa interior, tenía un objetivo: darse a conocer para preparar una futura
candidatura al Rassemblement National.
¿Qué
dijo la “niña prodigio”? ¿Qué quiso decir? Hay que leer entre líneas.
Ni
fascista ni socialista
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"¡Hola,
mis queridos camaradas conservadores! Espero que a los americanos les guste mi
acento francés. Espero ser menos terrorífica de lo que me presentan los medios
estadounidenses. Porque esto es una auténtica locura, ayer era “fascista”, hoy
soy “socialista”… ¿por qué no? Sea lo que sea que digan los medios, es un
auténtico honor sumar mi voz francesa a esta ola de patriotas americanos”.
¿Qué
mejor manera de empezar un discurso que con un vapuleo a los medios? Marion
reacciona a su manera ante la agitación que ha provocado su visita a los
Estados Unidos siguiendo el modelo de su tía y de Trump: mostrar que los medios
americanos y franceses cuentan lo que les interesa. Varios conservadores
americanos habían criticado su presencia, porque ella es miembro de un partido
de extrema derecha y porque es la nieta de Jean-Marie Le Pen, varias veces
condenado por cuestionar los famosos “crímenes contra la humanidad” y por
“antisemitismo”.
El
segundo término asociado a Marion es también intrigante. ¿Es socialista? En los
Estados Unidos, la connotación del término es muy negativa, sobre todo entre
los conservadores. El Tea Party atacaba con frecuencia a Obama caracterizándolo
de “socialista”. La palabra todavía se asocia con la Unión soviética y la idea
de un gobierno que se inmiscuye en la vida de los ciudadanos, controlándolo
todo y dejando poco espacio para la libertad, tan querida por los norteamericanos.
¿Por
qué se acusa a Marion Maréchal-Le Pen de ser "socialista"? Es sobre
todo a causa del programa político del Front National, o sea, el de Marine Le
Pen. Pese a la salida de Florian Philippot, la línea soberanista-social sigue
estando muy presente en la matriz política del FN. Una línea que los
conservadores americanos, que no todos son pro-Trump, identifican con el
socialismo. Ante todo, es una línea en la que Marion no se reconoce, pues ella
es más nacional-liberal que estatista, más identitaria que soberanista.
Señalando
que no es ni fascista ni socialista, Marion intenta, sobre todo, tranquilizar y
asegurar que ella tiene su propia estructura ideológica, pese a una herencia
política de la que nunca ha renegado.
240
años de amistad franco-americana
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"Hoy
he venido a honrar 240 años de amistad. Nuestra amistad comenzó hace mucho
tiempo, antes de las playas de Normandía y las trincheras de Belleau Wood,
donde el eco de la valentía de vuestros soldados resuena todavía. Nuestra
alianza está formada por la búsqueda común de la libertad. Mi país, Francia,
fue el primero en reconocer vuestra independencia. Fue con la sangre francesa,
derramada en suelo americano, cuando comenzó nuestra amistad. Hoy, más de dos
siglos más tarde, volvemos a estar codo con codo en nuestra batalla por la
libertad”.
Como
señalaba Jean-Yves Camus en agosto de 2016, de la Fundación Jean Jaurès, en
relación con el FN y sus relaciones internacionales:
"El
FN busca inscribir su proyecto en la tradición gaullista, insistiendo sobre la
denuncia del alineamiento con los Estados Unidos, defendiendo el advenimiento
de una Europa de las naciones y formulando el deseo de una salida del mando
integrado de la OTAN”. Y sobre todo: “El FN considera que los Estados Unidos
encarnan el enemigo último de la soberanía de los Estados, no sólo en razón de
su intervencionismo sino porque han hecho de la ONU, la OTAN y la UE
instrumentos al servicio de sus intereses”.
Es
evidente que Marion Maréchal-Le Pen no retoma el proyecto frontista, todavía
vigente, pese a la elección de Donald Trump, que encantó a Marine Le Pen. En
cambio, alaba la historia común entre Francia y Estados Unidos, una historia
sangrienta donde las guerras y las batallas tienen la centralidad del discurso.
Como en un relato nacional.
La
sobrina de la presidenta del FN está más en línea directa con su abuelo, fan de
Ronald Reagan. Era la época en la que el FN era atlantista y proamericano, y
tenía, como el Partido republicano, una misma visión ultraliberal con una
concepción minimalista del papel del Estado.
La
UE y las "naciones milenarias"
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"Esta
libertad es un beneficio. Libertades económicas y políticas, libertad de
expresión y libertad de conciencia, son nuestros tesoros comunes. Después de
1.500 años de existencia, somos nosotros, los franceses, los que debemos luchar
por nuestra independencia. No, hoy Francia no es libre. Los franceses no son
libres de elegír su política, ya sea económica, monetaria, migratoria o
diplomática. Nuestra libertad está en las manos de la Unión europea”.
“Esta
Unión europea no es Europa. Es una ideología que sólo mira hacia el futuro
mientras sufre de amnesia histórica. Una ideología sin suelo, sin pueblo, sin
raíces, sin alma y sin civilización. La UE está en trance de matar lentamente a
las naciones milenarias. Yo vivo en un país donde el 80% de las leyes son
impuestas por la UE. La única función de nuestra Asamblea es hoy la de validar
las leyes hechas por otros”.
¿Atacar
a la Unión europea sin mencionar un Frexit y la salida del euro? Marion
Maréchal-Le Pen lo hace. Más que situarse en una posición soberanista, que
nunca ha defendido, la exdiputada frontista sitúa el combate contra la UE en el
plano de un proyecto de civilización. Según ella, existe una idea europea, pero
bien lejana del monstruo tecnocrático y burocrático que representan Bruselas y
Estrasburgo.
Los
más cercanos a Marion Maréchal-Le Pen siempre precisan: “Ella no está aquí para
hablar del déficit o del PIB. Esto no es un proyecto de sociedad, ni de
civilización. El FN opta por hacer una política del vacío. Marion-Maréchal
habla de los pueblos, de las raíces, del alma”.
Por
su parte, Marine Le Pen sigue intentando mostrar que el proyecto europeo del FN
no tiene nada que ver con la salida del euro, que proponía durante las
elecciones presidenciales. El desastre de su debate frente a Emmanuel Macron le
hizo comprender que había que olvidar el Frexit, que era mejor promover una
Europa de las naciones y cambiar la UE desde dentro. El FN se considera hoy
“europeo”, no “europeísta”. Y se empieza hablar de “civilización”. Un poco como
Marion Maréchal.
"¡Francia
para los franceses!"
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"Como
ustedes, si queremos que Francia vuelva a ser grande, debemos defender nuestros
intereses económicos en la globalización. La UE nos somete a una competencia
desleal con el resto del mundo. No podemos aceptar un modelo que produce
esclavos en los países en vías desarrollo y desempleados en Occidente".
Esta es la parte más "trumpista” del discurso de Marion Maréchal-Le Pen:
toma partido por el aislacionismo y el proteccionismo que pretende aplicar
Donald Trump frente a la mundialización.
Y
si Marion Maréchal cita a Rusia no es por casualidad. Como explica Jean-Yves
Camus, “frente al presunto imperialismo americano”, antes de la llegada al
poder de Donald Trump, Rusia “simbolizaba” para el FN “la única verdadera
oposición”. “El proyecto de sociedad rusa, así como la visión del mundo
propuesta por Vladimir Putin encajaban perfectamente en la ideología frontista.
Señalaban al Estado ruso como protector de los débiles y oprimidos por todo el
mundo, y como garante de los valores tradicionales cristianos”. Para Marion,
“Rusia es un socio esencial” porque “ha sabido defender sus raíces”.
"Una
contrasociedad islamista"
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"Rechazo
el mundo estandarizado propuesto por la UE. Considero que los pueblos tienen
derecho a una continuidad histórica. Lo que yo quiero es la supervivencia de mi
nación, ser capaz de transmitir, no sólo la herencia material sino también el
patrimonio inmaterial. Los jóvenes franceses, sin embargo, no aprenden a
descubrir y amar esta herencia cultural. Han sufrido un lavado de cerebro a
base de culpabilidad y de vergüenza por su país”.
“El
resultado es el desarrollo de una contrasociedad islamista en Francia. Después
de 40 años de inmigración masiva, de lobbies islámicos y de lo políticamente
correcto, Francia está en trance de pasar de ser la hija mayor de la Iglesia
católica a ser la pequeña sobrina del islam. Y el terrorismo no es más que la
punta del iceberg. No es esta la Francia por la que lucharon nuestros abuelos”.
“¿Cómo llegamos a esto? Porque la Unión europea y Francia han olvidado un punto
capital: para abrirse al otro se necesita un corazón firme; para acoger hay
permanecer, y para compartir debe haber algo que ofrecer”.
Al
referirse a la religión, Marion Maréchal construye un puente con los
conservadores americanos. Subraya su fe cristiana, la tradición judeocristiana
de Europa y su resistencia frente al islam… y lo hace así porque, como señala
Corentin Sellin en Le Monde, “ella forma parte de una derecha radical
nacionalista que está muy próxima a la encarnada por Donald Trump”. Y también
porque ella quiere constituir una suerte de movimiento nacional conservador,
como consiguió Trump.
"Sin
género, sin padre, sin madre y sin nación"
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"Desde
esta perspectiva, el modelo de sociedad que apoyamos se basa en una concepción
del ser humano enraizada en su memoria colectiva y cultural compartida. Sin
nación y sin familia, el bien común, la ley natural y la moral colectiva
desaparecen, sin embargo, mientras perdura el reino del egoísmo”.
"¡Incluso
los niños se han convertido en una mercancía! En el debate público escuchamos:
¡Tenemos derecho a pedir un niño de un catálogo! ¡Tenemos derecho a alquilar el
vientre de una mujer! ¡Tenemos derecho para privar a un niño de su madre y de
su padre! No, no tenéis derecho. Un niño no es un derecho. ¿Es esta la libertad
que queremos? Nosotros no queremos un mundo atomizado de individuos sin género,
sin padre, sin madre y sin nación. ¿Qué queremos entonces? Como vosotros, los
norteamericanos, queremos que nuestro país esté de vuelta otra vez.
En
materia familiar, Marion Maréchal marca distancias de su tía Marine Le Pen.
Marion se posiciona contra el “matrimonio para todos”, mientras su tía es mucho
más tibia en estos asuntos. Marion marca fronteras para su electorado católico.
Marion hace escuchar su voz sobre la reproducción asistida y la gestación
subrogada. Evidentemente, en contra. Actualmente, pese a su retiro
(¿provisional?), Marion es más Maréchal que Le Pen.
El
Brexit en el Reino Unido, la Manif pour tous en Francia y, por supuesto, la
elección de Donald Trump, demuestran una cosa: cuando los pueblos tienen la
oportunidad de recuperar su país, la aprovechan. He aquí la razón de retomar
prioritariamente el conservadurismo en nuestra agenda política. Conseguiremos
que, a ambos lados del Atlántico, predomine el conservadurismo”.
“Termino
con una cita de Mahler que estimo particularmente. Una cita que resume el
conservadurismo moderno: “La tradición no es la veneración de las cenizas, sino
la transmisión de la llama”. ■
Fuente: L´Obs